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Señorita con poto de señora


Tengo 3 hijos y vivo con el padre de los niños hace casi 10 años… se podría decir que estoy casada, pero no lo estoy.  Soy soltera, con poto de señora. Y no me molesta, la verdad es que a mis 42 años ya estoy más que resuelta (léase resignada) a que mi anatomía no será objeto de sorpresa en las redes sociales, como la viejita de 90 que hace fitness y se ve como de 30. No, yo estoy para el antes, en el antes y después.
Hace poco uno de mis hijos me preguntó “¿por qué tú y mi papá no se casan?” . 

Conchadetumadre, salté como que hubiese visto una araña. ¿De dónde sacaste eso? Y claro, la abuela católica que de cuando en vez le hace comentarios sobre por qué no estamos casados y por qué no se han bautizado.  ¿Cómo le explicas a uno de 12 que firmar el papelito no te asegura nada de lo importante excepto el patrimonio? ¿y que por otra parte tampoco te lo han pedido últimamente, así que no has tenido que pasar por la paja de cuestionártelo? Es un alivio igual. A mí me lo pidieron 2 veces, creo que 3. Una porque había puesto una patá en la raja nivel Chuck Norris después de media década y se pegaron el cacho de la tremenda pérdida:  como medida desesperada me compraron las argollas.  La segunda no estoy segura si fue explícito, pero habían planes. La tercera debería alegar demencia: estaba muy depre, muy sola, muy en shock, muy voy a todas no entiendo nada. Y libré. La verdad es que el matrimonio es como la religión:  mejor no participar si no estás 100% convencido de que es real. 

¿Y quién puede culparme? Vengo de una familia donde todos y cada uno de los matrimonios terminó en divorcio y tristeza. Palohio.  Por otra parte, una se pasa la vida escuchando ese mito urbano que dice “una vez que firmas el papel se va todo a la mierda”. Como que hay parejas que vivieron 25 años juntas, felices, fieles, normales y se casan, hacen el carrete y todo se convierte en un drama venezolano.  No quiero eso, estoy bien así. ¿Qué es lo que a uno le interesa de la relación de pareja? Básicamente –a mí- la lealtad, el respeto, la complicidad. Sobre eso podemos armar el jenga y ver hasta donde nos sacamos palitos.  Firmar ante un juez o decir acepto en la iglesia no te lo asegura. No. No creo que sea necesario.

Por otra parte, cuando pasas toda tu vida trabajando (ganando poco o mucho) o cuidando críos abandonando tu carrera, los huesos duelen, los dientes se caen y comienza a tomar importancia el concepto de “patrimonio”.  Ahí entra en juego el cambio de la P por la M, de Patrimonio a  Matrimonio o unión “legal”. Normemos la weá para que los cabros chicos reciban su herencia y tú puedas pedir compensación económica si a los 50 él decide seguir algún culo sub-30. ¿Quién sabe?

A mí la verdad lo único que me molesta es cómo mierda lo presento. Si digo “Hola, él es mi marido” me siento barsa o como si el matrimonio fuera algo que deseo en secreto. Como comprarse una parca North Face falsa, cagándote de frío pero aparentando. No, no me gusta. Es un celular de palo.  Si digo “El es mi pareja” me siento como cuando mis amigues gay presentan a sus minos o minas o como si estuviese presentando a un pololo transitorio.  Nada de malo en ambas opciones, pero no se sienten “yo”. Me incomoda.  “El papá de fulanito”, se siente como si estuviese justificando que conozco la identidad del padre de mis hijos.  No lo sé, se siente raro. Creo que lo más cómodo es presentarlo por el nombre: “Hola, él es (inserte nombre aquí)”. Simple, claro, real.

En esos días hormonales  cuando piensas en el tema, igual resulta un poco insultante que alguien que ha pasado 10 años contigo no te pida matrimonio. Al menos que exprese que sí se casaría contigo, quiero decir, de aquí a una semana no me va a crecer un tentáculo en la espalda:  ya nos conocemos, ya sabes si querrías casarte conmigo o no. Al menos plantearlo para poder decir “no es necesario”.  
Conozco personas que han pedido préstamos de consumo para pagar el carrete de su matrimonio, endeudándose por años. ¿Será necesaria tanta parafernalia? ¿Para quién se casa la gente:  para sí mismos o para el resto?.  Yo estoy a favor del carrete grande, eso si. Pero sin deuda. Y sin casorio.
Igual pensándolo bien, desde el punto de vista materialista es conveniente casarse:  la lista de regalo te puede solucionar la existencia y viajar de luna de miel no es para nada terrible tampoco. De todas formas siento que he huido toda la vida del matrimonio, consciente o inconscientemente. Le tengo miedo, como a la anestesia general.  Por último, ya estoy muy vieja como para pensar en cobrar el bono por bodas de oro, a menos que lo cobremos en criogenia. 

Por el momento, solo espero que encuentren el término correcto para personas como yo, señoritas con poto de señora, para poder presentar en sociedad a sus medias naranjas, piores na’, sus +1, sus –bio-guateros sin sentirse un cliché de mujer incompleta para los demás, pero que está completamente bien sin haber firmado nada.  

Comentarios

  1. Lo ame!! y ya deseando seguir leyendo el blog, felicitaciones!!! ... me encantó la metáfora del jenga! jajajaja tal cual... al final de eso se tratan las relaciones, sacarnos palitos y ver cuanto dura el juego antes que se desmorone la wea jaja ... ahh y al susodicho lo presento de todas las formas posibles según el publico objetivo... para los cercanos con su nombre y punto... pero para todos los efectos legales es patudamente "mi marido" ... es que lamentablemente esa sutileza se abre puertas, es como si fuésemos padres mas "respetables" por estar casados brrrrp!!... pero da lo mismo... ah, "mi pareja", es el único que no uso, no se... como que me sentí medio maraquiwi las pocas veces que lo use jajaja

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