Ir al contenido principal

El exhibicionista.

(Imagen: ecocatlady)
Se viene un fin de semana largo. Como en estos días viajar no es opción (porque pobreza), trato de imaginarme qué haremos o qué deberíamos hacer. Deberíamos resolver pendientes domésticos, deseamos descansar y lo más probable es que no hagamos lo uno ni lo otro y terminemos igual de cansados, sintiendo que el fin de semana largo, fue corto.

Mi casa no es taaan grande, pero demanda harta pega. Hay 3 dormitorios, 5 camas, baño, antejardín con un árbol de limón gigante y las plantas que han sobrevivido a mi falta de tiempo para regar, un pequeño patio trasero con un mini huertito de tomates y la weá que salga, cocina, oficina vanguardista con la lavadora y calefont ahí presente, living-comedor.  Ahora bien, vivimos 5 personas en esa casa. De esas 5 personas 3 son mis #cabrosql, mi +1 ( padre de mis torturitas) y yo.

Es hueveo, hay que decirlo. A pesar de que crío a los monos para que activamente se hagan cargo de recoger sus juguetes, llevar su plato a la cocina, hacer su cama (en el caso del más grande) y varias responsabilidades domésticas proporcionales a su edad, igual hay momentos del día en que está la cagá:  hay mucha miga en todos lados, muchos juguetes, mucha ropa que planchar, SIEMPRE HAY ROPA TENDIDA, SIEMPRE, dibujos, lápices, guitarras y pendientes... muuuchos pendientes. Y es que se formó la tormenta perfecta:  no soy muy buena en las labores domésticas y somos muchos. Me defiendo, pero no soy una weona que digamos que te pasaste, cómo lo haces, danzarina hecha mujer. No.

De partida he tenido que aprender a anotar/planificar todo, porque soy wenaza para procrastinar (dejar las cosas para después), entonces a punta de diarios murales, Apps, agendas y alarmas del celular logro llegar a tiempo a todo. Estoy todo el día sola, porque mi +1 trabaja en otra ciudad y de 6 a 22 horas estoy a cargo de todo y de todos:  de que se alimenten, se aseen, no mueran, cumplan con sus cosas del colegio y lleguen a destino a la hora. Y como si fuera poco, que se entretengan los moldes.

Este año con el fukin sistema de postulación online a los colegios, mis hijos quedaron en dos establecimientos distintos, uno en el centro, otro a la csm, en jornadas distintas. Riiico. El auto es como mi segundo hogar (Otro aprendizaje, porque con mi carácter culposo, siempre lo pasaba mal conduciendo, sintiendo que cada bocinazo era para mí y era mi culpa.. ahora les tiro besos si me tocan la bocina o los puteo; mayormente los puteo), y eso me deja tiempo justo como para hacer de la casa un lugar habitable y "trabajar". Digo "trabajar", entre comillas, porque gracias a que soy independiente no me veo obligada a cumplir una jornada con horario establecido, pero créanme que eso juega tato a favor como en contra.  Tuve que dejar de trabajar con horario establecido y aprender a encajar como en el tetris el tema laboral dentro de lo doméstico;  en la casa, a ratos, corriendo y con mucha menos pega, ergo, menos plata, ergo, la zorra.

La weá es que esto de andar siempre al 3 y al 4 te obliga a convertirte en circo pobre. Lo que otras mujeres pueden costear para equilibrar trabajo e hijos (bus escolar, señora del planchado, señora del aseo, señor que corte el pasto, modista que te fabrique el disfraz, etc.) yo y mi +1 lo hacemos "a la vieja escuela". Manual y presencial. Hechos mierda estamos, como imaginarán.

Loco, el cansancio es ridículo. Y siempre me pregunto cómo todavía tengo kilos de más, si con cuea como algo en la tarde y literalmente corro de 7 a 20 y me agacho todo el día (sentadillas que no me han reportado un poto tipo instagram). Nada. En vez de verme más tonificada parezco una vieja curá con los párpados a medio cerrar, care' poto y un pelo indescifrable cortado por mí misma. Soy un #ZombieGordo.

Con todo esto, he desarrollado una patología típica de la vieja ql:  me molesta que esté desordenado, me estresa, me descompone.  Pregúntenle a todos los lego que he aspirado (CON) sin querer si no es enfermiza la cuestión.  Tener cosas pendientes me acosa como un exhibicionista que se esconde para mostrar la tula detrás de cada puerta de la casa. Miro los canastos y aparece la tula: "PLANCHADO!!!".  Voy al living y aparece otra tula: ¡¡JUGUETES, TAPIZADO!!.  Voy a la pieza de los cabros y es como el festival de la tula: ¡¡ORGANIZAR CLOSET, ESPACIO, ROPA DE MÁS, JUGUETES, PAF, PAF, PAF!!!. Y ya no me siento bien dejando para mañana. ¿Seré weona? Limpiar la casa me da una sensación de control sobre todo este caos diario, pero lo odio. Pero ese breve espacio de tiempo en el que todo está aspirado, planchado, ordenado, hay comida hecha y alcancé a regar las plantas mientras trabajaba, mandaba cotizaciones y le respondía a las viejas de los 3 grupos de whatsapp (3 cursos distintos), es como cuando juntas los dulces correctos en el Candy Crush y la weá explota en colores, dulces y un weón te dice "DELICIOSO". El #CandyCrushDeLaVida.

Yo a estas alturas solo espero que inventen un ensure con anfetaminas o algo así.  Valor.








Comentarios

Entradas populares de este blog

Señorita con poto de señora

Tengo 3 hijos y vivo con el padre de los niños hace casi 10 años… se podría decir que estoy casada, pero no lo estoy.   Soy soltera, con poto de señora. Y no me molesta, la verdad es que a mis 42 años ya estoy más que resuelta (léase resignada) a que mi anatomía no será objeto de sorpresa en las redes sociales, como la viejita de 90 que hace fitness y se ve como de 30. No, yo estoy para el antes, en el antes y después. Hace poco uno de mis hijos me preguntó “¿por qué tú y mi papá no se casan?” .  Conchadetumadre, salté como que hubiese visto una araña. ¿De dónde sacaste eso? Y claro, la abuela católica que de cuando en vez le hace comentarios sobre por qué no estamos casados y por qué no se han bautizado.   ¿Cómo le explicas a uno de 12 que firmar el papelito no te asegura nada de lo importante excepto el patrimonio? ¿y que por otra parte tampoco te lo han pedido últimamente, así que no has tenido que pasar por la paja de cuestionártelo? Es un alivio igual. A mí...

Qué hiciste, abusadora.

Crédito Imagen: Pepe Le Pew, Looney Tunes de la Warner Bro. Rica no soy, partamos por ahí. Digamos que estoy  #mahomenos. Tuve épocas (más cortas que estornudo de gato en comparación a mis cuarenta y tres otoños) en las que, a punta de voluntad espartana y sonajera de tripas, estuve reeeca. Turgente como durazno conservero. No te miento fui feliz, pero con muy poco amor. Provengo de una mezcla orgánica de flaca maldita con gordito glotón. Obviamente, no saqué los genes de mi madre y pasé mi niñez inmersa en una batalla por defender mi derecho al pan con chancho y los helados. Como le pasó a muchos y muchas, ser gordita encausó mis encantos pa´otro lado. Nunca tuve problemas con la repartición de cerebro y gocé de una buena personalidad: simpaticona, chistosa, ocurrente,  histriónica y terminé genéricamente encasillada como "buenamoza".  Extrañamente, mi personalidad  oscilaba entre autoestima agonizante y una curiosa falta de pánico escénico. Mi capacidad de ...

¿Falta mucho?

 ¿Se acuerdan cuando eran chicos y se sacaban la cresta en bicicleta, o se pegaban cabezazos, se pelaban las rodillas o se quemaban la lengua tan fuerte con la leche que les quedaba insensible por unas horas? Hace poco pensaba en qué cortos eran los tiempos de recuperación de esas pequeñas tragedias. Llorabas, te enjuagabas la rodilla, te echaban metapío, agua oxigenada, povidona, tal vez un parche y vamos nuevamente a lo mismo, sin miedo. Con cautela pero sin miedo. Tiempo récord. Cuando yo era muy pequeña, onda 6 años, íbamos a Fantasilandia bien seguido con mi abuela y mi tío abuelo. Me subía a cuanta weá me autorizaban a entrar, pero mi preferido era el tobogán: "La alfombra mágica". Tenía una escalera gigante, medía 14 metros, que para mis patas cortas eran una eternidad en subida. Te pasaban un saco y luego del peregrinaje empinado por la escala con peldaños abiertos (que me producían un vértigo terrible), te sentabas sobre el saco en el borde del tobogán. Entonces ...