Me tiene agotada la presión que hay en todas las cosas para ser top. De verdad que hay momentos en que me tiene derechamente podrida. Creo que hay una sana ambición espiritual en buscar el bienestar, pero hay otra tendencia que es casi cosmética en la que si no eres extraordinario, automáticamente vales callampa.
Dentro de ese rango, debes ser the better, faster, stronger, taller, thiner y todas las mierdas aspiracionalmente "inspiradoras" que la cultura occidental ha planteado. Porque va todo por ahí, pocas veces ves una publicidad deportiva o de belleza que derechamente diga "siéntete cómoda" o "úsalo si quieres". No, la weá es, someramente, entrar en una competencia casi biológica, muy Darwiniana en la que solo el mejor espécimen sobrevive. Ahora, yo de verdad no entiendo cómo tener el sobaco más blanco o las cutículas retraídas te puede poner al tope de la cadena alimenticia. Estar en mejor condición física, claro, puedo entender eso, pero ¿toallas higiénicas con humectante?. Dudo que mi vagina llegue a comandar un ejército en el apocalipsis zombie alguna vez, y si así fuera, no creo que tener una textura tersa la ayude en el combate.
Yo sufrí (sufro en realidad) de desórdenes alimenticios desde cabra chica. Cuando uno crece con la sensación de "insuficiencia existencial", hay períodos en los que estás híper reactiva a los mensajes publicitarios que te dicen que hay partes de tí que "hay que mejorar". ¿No les ha pasado que estando en un grupo de gente sale olor a peo y, aunque no hayas sido tú la que te lo tiraste, te sientes culpable igual y tienes la necesidad de dar señales o casi ponerte a dar explicaciones para dejar en claro que no fuiste tú? Bueno, esa sensación de culpa gratuita la he asociado a mi apariencia física casi toda mi vida. Cuando en el aire flotan palabras como gorda o fea, hay una weá como un sensor cerebro-cardíaco en mi que se activa. Y me siento culpable. Hecha bolita internamente porque, pucha, disculpen por invadir sus pupilas con mi humanidad gorilona. Incómoda, siempre incómoda. Incluso cuando estuve regia regia, siempre me sentí lo suficientemente incómoda para no ser libre.
Este winnerismo se expande a todas las áreas de la vida, estudio, trabajo, auto que conduces, lugares a donde vas de vacaciones, cantidad de fotografías que publicas en el instagram exhibiendo lo rico/caro/excéntrico que comes y la profundidad del pantone turquesa de tus vacaciones. No crean que soy resentida, pa'na. Me encanta que la gente lo pase bien y sea exitosa y tengan la mejor experiencia vital posible, pero ¿por qué es obligación para el resto?. Ese es mi punto. ¿Por qué no pueden venderte una leche sin que salga gente joven andando en skate sobre una corniza del piso 25 o teniendo una fiesta masiva en una combi con tablas de surf y una piscina llena de globos y una guerra con tarros de pintura? Yo a los 20 años no tenía ni la locación ni la plata para comprar 20 tarros de pintura para hacer una guerra con mi pololo porque el yogurth me inspiró. Estúpida, mi pelo, idiota.
Ya, está bien. Todos nos vendemos un poco en el "mercado" tratando de mantener márgenes de "belleza y simpatía" pero, ¿es obligatorio que siempre sea espectacular?. Me agota. Tampoco quiero que todos los productos que veo en la tele me manden a copular. Si me venden un copete, me gustaría verme a mi, una señora a quien aún le gusta tomarse un copetito, pero no se pone peto dorado ni pestañas falsas para ir a un balcón en una fiesta de gala o es joteada en la barra de un bar. No, yo quiero comprarme unos chispop de maní, hacer una tablita de quesito y champignones pa' compartir con mi no-marido y poner mi hecha mierda existencia en el sillón, el viernes o sábado, luego de correr toda la semana, tratar de ver una película o una serie mientras poquito a poquito, suave suavecito me entra agua al bote. Y tal vez tener sexo, de más que si, si hay ganas y estamos ambos conscientes aún. Loco, es que todo te manda a tener sexo. Es cuestión de tiempo no más que te vendan pañales luego de una escena de dos weones que tuvieron sexo sin protección: "Para que puedas tener sexo toda la noche sin interrupción, pañales OhYeahBaby".
Y sí, seguramente cuando algún día vaya a playas tropicales también voy a postear una fotito, porque estoy contenta y quienes me quieren se pondrán felices por mí, como también se pusieron felices cuando subí la foto de paseo de curso al balneario con piscina mediana, donde también lo pasé chancho.
Es difícil salirse del circuito de la expectativa de espectacularidad, más aún cuando te dedicas a actividades creativas. Yo no creo que un contador tenga ansiedad por encontrar una forma nueva y circense de sumar las columnas del libro de ventas, mientras equilibra a un perro tragafuego en una mano y la calculadora en la otra: el loco seguramente busca ser bueno en su pega y reconocido, pero no debe sufrir por reinventar la pólvora. Las expresiones artísticas son como un loop de ansiedad, que entra y sale y entra nuevamente. Hay tanta gente talentosa y original que a una le da un poco de pena sentirse del montón: escribir lo que ya está escrito, refreír melodías, re-codificar las imágenes, qué se yo. Y tal vez no debiera ser tan así. La originalidad es un valor gigante, pero también hay arte en el estilo propio, aunque sea parecido al de otro. Más aún cuando estai vieja como yo.
Me gustaría que se normalizara ser feliz con el pollo con papas fritas en vez del faisán con ciruelas. Que esté bien que no te guste el champagne y te baste la chela en tarro. Que no prefieras el té chai y en cambio encuentras rico el té de tetera de abuela y que nadie te haga sentir fracasado por eso. Que nadie te mire con tristeza, como si fueras un niñito lisiado porque les cuentas que fuiste a un centro de formación técnica en vez de la Universidad porque tu familia no tenía las lucas. Que no te consideren una vieja culiá porque no te gusta andar en bicicleta ni hacer caminatas.
La gente debería confiar en que hay felicidad gratuita en la simpleza y que está bien desear cosas y experiencias, pero no sufrir porque se demoran en pasar o porque te da lo mismo que pasen o no y que hay más gozo en el alma en hacer caca con la puerta abierta porque estás sola en casa, que en hacer la posición del camello acalambrado en yoga.
El culto al ganador, al winner, el mejor, el tarro con más duraznos, el posteo con más likes, terminó llenándonos la vida de zorrones que piensan que mientras más corren en el auto, mientras más minas se comen, mientras más logren humillar a otros (para parecer mejores) son mejores personas. Paren de querer ser Alfas todos, los beta y los que siguen también tenemos mambo. Y relájense, está bien tener imperfecciones y estar en paz con ellas.
Dentro de ese rango, debes ser the better, faster, stronger, taller, thiner y todas las mierdas aspiracionalmente "inspiradoras" que la cultura occidental ha planteado. Porque va todo por ahí, pocas veces ves una publicidad deportiva o de belleza que derechamente diga "siéntete cómoda" o "úsalo si quieres". No, la weá es, someramente, entrar en una competencia casi biológica, muy Darwiniana en la que solo el mejor espécimen sobrevive. Ahora, yo de verdad no entiendo cómo tener el sobaco más blanco o las cutículas retraídas te puede poner al tope de la cadena alimenticia. Estar en mejor condición física, claro, puedo entender eso, pero ¿toallas higiénicas con humectante?. Dudo que mi vagina llegue a comandar un ejército en el apocalipsis zombie alguna vez, y si así fuera, no creo que tener una textura tersa la ayude en el combate.
Yo sufrí (sufro en realidad) de desórdenes alimenticios desde cabra chica. Cuando uno crece con la sensación de "insuficiencia existencial", hay períodos en los que estás híper reactiva a los mensajes publicitarios que te dicen que hay partes de tí que "hay que mejorar". ¿No les ha pasado que estando en un grupo de gente sale olor a peo y, aunque no hayas sido tú la que te lo tiraste, te sientes culpable igual y tienes la necesidad de dar señales o casi ponerte a dar explicaciones para dejar en claro que no fuiste tú? Bueno, esa sensación de culpa gratuita la he asociado a mi apariencia física casi toda mi vida. Cuando en el aire flotan palabras como gorda o fea, hay una weá como un sensor cerebro-cardíaco en mi que se activa. Y me siento culpable. Hecha bolita internamente porque, pucha, disculpen por invadir sus pupilas con mi humanidad gorilona. Incómoda, siempre incómoda. Incluso cuando estuve regia regia, siempre me sentí lo suficientemente incómoda para no ser libre.
Este winnerismo se expande a todas las áreas de la vida, estudio, trabajo, auto que conduces, lugares a donde vas de vacaciones, cantidad de fotografías que publicas en el instagram exhibiendo lo rico/caro/excéntrico que comes y la profundidad del pantone turquesa de tus vacaciones. No crean que soy resentida, pa'na. Me encanta que la gente lo pase bien y sea exitosa y tengan la mejor experiencia vital posible, pero ¿por qué es obligación para el resto?. Ese es mi punto. ¿Por qué no pueden venderte una leche sin que salga gente joven andando en skate sobre una corniza del piso 25 o teniendo una fiesta masiva en una combi con tablas de surf y una piscina llena de globos y una guerra con tarros de pintura? Yo a los 20 años no tenía ni la locación ni la plata para comprar 20 tarros de pintura para hacer una guerra con mi pololo porque el yogurth me inspiró. Estúpida, mi pelo, idiota.
Ya, está bien. Todos nos vendemos un poco en el "mercado" tratando de mantener márgenes de "belleza y simpatía" pero, ¿es obligatorio que siempre sea espectacular?. Me agota. Tampoco quiero que todos los productos que veo en la tele me manden a copular. Si me venden un copete, me gustaría verme a mi, una señora a quien aún le gusta tomarse un copetito, pero no se pone peto dorado ni pestañas falsas para ir a un balcón en una fiesta de gala o es joteada en la barra de un bar. No, yo quiero comprarme unos chispop de maní, hacer una tablita de quesito y champignones pa' compartir con mi no-marido y poner mi hecha mierda existencia en el sillón, el viernes o sábado, luego de correr toda la semana, tratar de ver una película o una serie mientras poquito a poquito, suave suavecito me entra agua al bote. Y tal vez tener sexo, de más que si, si hay ganas y estamos ambos conscientes aún. Loco, es que todo te manda a tener sexo. Es cuestión de tiempo no más que te vendan pañales luego de una escena de dos weones que tuvieron sexo sin protección: "Para que puedas tener sexo toda la noche sin interrupción, pañales OhYeahBaby".
Y sí, seguramente cuando algún día vaya a playas tropicales también voy a postear una fotito, porque estoy contenta y quienes me quieren se pondrán felices por mí, como también se pusieron felices cuando subí la foto de paseo de curso al balneario con piscina mediana, donde también lo pasé chancho.
Es difícil salirse del circuito de la expectativa de espectacularidad, más aún cuando te dedicas a actividades creativas. Yo no creo que un contador tenga ansiedad por encontrar una forma nueva y circense de sumar las columnas del libro de ventas, mientras equilibra a un perro tragafuego en una mano y la calculadora en la otra: el loco seguramente busca ser bueno en su pega y reconocido, pero no debe sufrir por reinventar la pólvora. Las expresiones artísticas son como un loop de ansiedad, que entra y sale y entra nuevamente. Hay tanta gente talentosa y original que a una le da un poco de pena sentirse del montón: escribir lo que ya está escrito, refreír melodías, re-codificar las imágenes, qué se yo. Y tal vez no debiera ser tan así. La originalidad es un valor gigante, pero también hay arte en el estilo propio, aunque sea parecido al de otro. Más aún cuando estai vieja como yo.
Me gustaría que se normalizara ser feliz con el pollo con papas fritas en vez del faisán con ciruelas. Que esté bien que no te guste el champagne y te baste la chela en tarro. Que no prefieras el té chai y en cambio encuentras rico el té de tetera de abuela y que nadie te haga sentir fracasado por eso. Que nadie te mire con tristeza, como si fueras un niñito lisiado porque les cuentas que fuiste a un centro de formación técnica en vez de la Universidad porque tu familia no tenía las lucas. Que no te consideren una vieja culiá porque no te gusta andar en bicicleta ni hacer caminatas.
La gente debería confiar en que hay felicidad gratuita en la simpleza y que está bien desear cosas y experiencias, pero no sufrir porque se demoran en pasar o porque te da lo mismo que pasen o no y que hay más gozo en el alma en hacer caca con la puerta abierta porque estás sola en casa, que en hacer la posición del camello acalambrado en yoga.
El culto al ganador, al winner, el mejor, el tarro con más duraznos, el posteo con más likes, terminó llenándonos la vida de zorrones que piensan que mientras más corren en el auto, mientras más minas se comen, mientras más logren humillar a otros (para parecer mejores) son mejores personas. Paren de querer ser Alfas todos, los beta y los que siguen también tenemos mambo. Y relájense, está bien tener imperfecciones y estar en paz con ellas.
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